Empezamos por preparar el relleno. Picar los frutos secos bien finos y mezclarlos en un bol con los 60g de azúcar (moreno, blanca o mezclados) y la canela molida. Reservar.
Derretir y clarificar (opcionalmente) la mantequilla.
Engrasar con mantequilla el fondo y las paredes del molde (apto para horno) que vayamos a utilizar.
Cortar las hojas de pasta filo del tamaño del molde y, a continuación, disponer la primera capa de masa, es decir, superponer 7 hojas de pasta filo pintando la cara superior de cada una de ellas con la mantequilla derretida.
El siguiente paso es repartir una capa con la mitad de la mezcla de frutos secos sobre la pasta filo.
Seguidamente, colocar una segunda capa de masa con 4 hojas de pasta filo, pintando la cara superior de cada una de ellas con la mantequilla derretida.
Extender otra capa con los frutos secos restantes.
Finalizamos con la última capa de masa; 7 hojas de pasta filo, pintando la cara superior de cada una de ellas con la mantequilla derretida.
Presionar ligeramente el pastel para que quede compacto y enfriar en el frigorífico durante 30 minutos.
Precalentar el horno a 190 ºC.
Mientras tanto, preparar el almíbar. En un cazo, calentar el agua con la rama de canela, la cáscara de un limón (evitando la parte blanca), 2 clavos de olor, y 170g de azúcar blanca. Dejar hervir unos 10 minutos y añadir la miel, el agua de azahar y un chorrito de jugo del limón y hervir durante otros 10 minutos.
Pasada media hora, sacar el molde del frigorífico y con un cuchillo bien afilado cortar el pastel en pequeñas porciones romboidales, procurando perforar sólo hasta la primera capa del relleno.
Hornear el baqlawa durante 30 minutos.
Una vez fuera del horno, dejar reposar el dulce durante unos 5 minutos y bañarlo con el almíbar. (Procurar que el almíbar no esté caliente)
Dejar enfriar y terminar de cortar por completo las porciones.